“Lo propio de la organización es la coordinación, sin ella sería un grupo humano más o una multitud”.
Una empresa es la suma de un negocio más una organización. Una organización, en cambio, es lo que conocemos como la “estructura organizacional” o los organigramas de las empresas. Justamente esa estructura es la que permite la eficacia de la empresa porque se trata de una acción colectiva, que producirá mayores resultados a pequeñas acciones individuales. Esto sucede por el concepto de la división del trabajo que inmortalizó Adam Smith y que fue el pilar de las empresas modernas.
Hoy le presentamos las tareas esenciales para alcanzar dicha cooperación empresarial en una organización que van más allá de las reglamentaciones o de los incentivos económicos. Tenga en cuenta que ambos son muy limitados porque no inspiran, ahogan la iniciativa y mercantilizan el trabajo humano.
TAREA 1: CREAR UNA IDEOLOGÍA ORGANIZACIONAL
Las empresas más reconocidas del mundo han trabajado en la doctrina y en la formación del carácter de sus empleados: han logrado crear una comunidad de personas unidas por lazos fuertes como sus valores y creencias comunes. No olvide que la palabra comunidad proviene de lo que es común a todos, aquel estado en el que hay identidad, rasgos y características similares entre sus miembros. Johnson & Johnson es famoso por su credo; Hewlett Packard, por los valores de sus fundadores; General Motors, por su trabajo en equipo; 3M, por su espíritu de investigación; Disney, por su obsesión por la alegría. En Colombia, Quala, Tigo, Sika, Holcim, entre otras, han venido desarrollando modelos internos de formación para crear comunidades basadas en el sentido de pertenencia y el desarrollo de las personas.
TAREA 2: CREAR UNA CULTURA DE LOS OBJETIVOS ORGANIZACIONALES
Los objetivos de una organización son poderosos porque nos ayudan a perseguir el futuro deseado basados en una simple decisión. Kennedy movilizó las energías de todo un país con el simple objetivo de poner un hombre en la Luna. El general estadounidense George Patton le decía a sus tropas: “nunca le digas a la gente cómo tiene que hacer las cosas. Di qué quieres lograr y te sorprenderán con su ingenio”. Estas palabras nos deben ayudar a entender que el motor de las organizaciones deben ser los objetivos; no las funciones únicamente. Una buena descripción de objetivos organizacionales genera movimiento en la organización, libertad para crear, recursividad, búsqueda de resultados concretos y, sobre todo, salida de las zonas de comodidad.
¡Alcance la eficiencia organizacional!
Así como los elementos esenciales de una empresa son el negocio y la organización, toda organización posee dos elementos esenciales para alcanzar sus cometidos: crear una ideología y crear una cultura de objetivos.
El gran riesgo consiste en que, si no se crea un entorno de objetivos en la organización, fácilmente se caerá en el síndrome de bicicleta estática: todos ocupados y sin avanzar. El mayor riesgo de las organizaciones es quedarse atrapados en el funcionalismo y en el papeleo; de espalda a realidades concretas de la empresa como los clientes, los objetivos organizacionales y las realizaciones. Una organización basada en objetivos es más innovadora, rápida, flexible, efectiva y, sobre todo, eleva la moral de las personas.